¡Hoy es mi cumpleaños!

Hace 28 años llegué a encontrarme a los brazos de mi mamá, en medio de un temporal en una ciudad pequeña que acogió a mis padres… fueron semanas en incubadora y con los resguardos propios de nacer con el cordón umbilicado apretándome el cuello y claro si ya había pasado la semana 40, es decir que tenía fecha para el 20 de Julio, sin embargo esperé el día más impar del año para llegar 😀

Mi primer año lo viví en compañía de mi tia Letty (la hermana menor de mi mami), acompañada de mucha lluvia y de visitas a la comisaría donde trabajaba mi papá, también ahí conocí a la Virgen de las 40 horas de Limache, recibí un machitún para librarme de un mal de ojo y viajé en tren para volver a la ciudad natal de mis papás (que también sería la mía).

Tras 3 años de exclusividad… me enteré que tendría un hermanito y fue terrible, porque siempre demandé la atención de mis papás y claro, era la conchito de él (porque tengo hermanos mayores por su parte) sin embargo, por una recomendación de mi psiquiatra infantil, llegó Vicente y así aparecieron las peleas sin motivo, los empujones por quien se comía el último yogurth, el show de disfraces en el que yo siempre lo vestía de payasito e ir a la majada de los abuelos… Hasta ahora mis papás me reclaman que «yo era mala con la guagua», y nótese que dicha guagua ahora tiene 23 años, y sigue tan regalón como siempre jajaja.

En el párrafo anterior les comenté de mi psiquiatra, tuve tratamiento con ella por casi 3 años, justo me dio el alta cuando ingresé a primero básico y para evitar algún tipo de discriminación por mi historial médico (piensen que eso fue en el año 1994 y seguramente me habrían visto como una mini loca), mi mamá no comentó nada en el Liceo al que postulé, y quedé 😀. Ahora si se preguntan por qué iba a ese tipo de especialista, fue derivado por mi pediatra y tías del jardín ya que mi comportamiento era excesivamente inquieto, indómito y no hacía caso a indicación alguna… resultado: hiperactividad con déficit atencional, y tras varios exámenes se dieron cuenta que mi cerebro no generaba «las sustancias químicas» que se requieren para bajar la guardia y estar en instancias de pausa… algo así me comentó mi mamá, siendo sagrado tomarme el jarabe que me ayudaba a la concentración y así empecé a mejorar de actitud, también mejorar el comportamiento y mi mamá se libró de ir al jardín tan seguido jajaja.

También tuve dislalia por lo que fui una visita frecuente de mi fonoaudióloga la que pacientemente me enseñaba ejercicios incluyendo a mi mamá, la que en forma diaria debía repetir esos patrones y así logré superar una gran frustración que era darme a entender por completo y coincidió con el alta de la psiquiatra. Así ingresé a la enseñanza básica, pasando por dos colegios diametralmente opuestos: el primero de monjas, con jornada completa, me iba en furgón escolar porque quedaba en el centro de la ciudad, usaba falda y blazer, aprendía inglés; en el segundo municipal con media jornada, me iba caminando porque quedaba a 3 cuadras de mi casa, usaba jumper y calcetas azules, aprendí a convivir con niños jajaja. La enseñanza media fue ni fu ni fá, siempre fui de las más piolas del curso, a la que molestaban porque en realidad no era de defenderme y trataba de pasar lo más desapercibida posible, sin embargo encontré grandes personas y formé un grupo de amigas que me acompañan 14 años después.

Viví mi adolescencia acompañada de los LatinChat, Msn, Revistas Miss 17 y las novelas románticas, tuve mis primeras citas con pastelazos y aprendí que más vale estar sola que acompañada, llamaba por el teléfono público de la esquina para saludar a mis amigas y coordinar las juntas, ya que vivía con el celu sin saldo, sobrevivía con 1.500 pesos para la semana incluyendo locomoción (bendito pase escolar) y leía mucho en las micros, así llegué a la universidad a estudiar Pedagogía básica porque quería ser historiadora, nunca fui a las tomas porque mis papás no me daban permiso así que asistía a las asambleas y viví las movilizaciones, lo que significó estar en clases hasta diciembre de ese año (el único año que no hubo paro, salí en Octubre de la U, fue bacán 😀)…

Y así hasta el 2008 que conocí a mi marido, el se me acercó y me dijo: «Paola, ¿cierto?», yo sólo atiné a sonreír (porque ya lo había visto en la disco, unas dos semanas atrás, lo invité a bailar -con la mirada jajaja- y se excusó, era mi revancha 😛), conversamos, bailamos y quedamos de salir… en la primera cita hablamos por horas y ni uno atinaba a dar el paso al primer beso, fue bastante extraño y mágico todo… decidimos casarnos el 07 de septiembre de 2008, bromeábamos que tendríamos muchos hijos y fuimos a pedir la hora al registro civil, pasaron los meses y nos casamos por civil/iglesia, nos enteramos de Lucía que se hizo notar con un embarazo problemático por lo que postergué un año de universidad y se lo dediqué casi exclusivamente a ella, nos cambiamos del depto a una casa… ese lugar fue el que recibió a Julián, teniendo el sólo 1 mes, la dueña nos pidió la casa y empezamos a buscar arriendos… el valor por las nubes, por lo que decidimos comprar casa. A fines del 2012 teníamos auto, casa y dos hijos pequeños.

El 2013 fue una nubelosa permanente, lo pasé muy mal, lloré, odié, grité hasta que empecé a sanarme por mi misma, decidí retomar el trabajo y llegué a una escuela particular sin reconocimiento educacional con niños con carencias más emocionales que cognitivas, aprendí tanto y conocí un gran grupo humano. Éramos 7 mujeres que hacíamos de todo ahí, el rostro de ese colegio que termino siendo una estafa del dueño, con él se fueron mis imposiciones sin pagar y quedó una laguna previsional; busqué otra opción y quedé, es un buen trabajo con muchas más regalías y retribuciones que en el colegio anterior donde mi sueldo no superaba las 390.000 y pasaba 40 horas en aula, pero aún así extraño la calidez de mis partners, sin embargo, pesa el bolsillo y lamentablemente no vivo por osmosis, es ahí que aprendí que vocación no se puede confundir con servidumbre, hay que sacar de la mente esa idea pastoral de ser profe… como si lo que hacemos debemos hacerlo porque sí, por los niños, por el mundo… ¿y nuestros niños?, eso me complica.

Ya el 2014 empezó bien con este nuevo trabajo, me dieron expectativas de proyección y el corazón empezó a sanarse, fue así como a fines de septiembre confirmé mi duda… tenía un pedacito de vida creciendo dentro de mí. En medio del caos de mi trabajo, las idas/venidas al jardín con Lu y Juli, los almuerzos rápidos y mi participación en el congreso, fue así como Bea me acompaño e hizo de este embarazo otra experiencia.

En estos últimos meses, mi ciudad colapsó, todo está lleno de polvo y así llegó Beatríz 😀, también comencé este blog que ha sido mi partner virtual donde escribo porque sí y mi marido volvió al Karate, de este último año he sacado por conclusión que la vida se llena de situaciones rápidas que debemos aprovechar por completo, sin cuestionamientos… además de que pretendo entregarles experiencias de vida a mis peques, más que pretender que sean excelentes en la escuela o los mejores en lo que hagan, simplemente, quiero que sean felices y al parecer no voy tan mal con eso, ya que hoy en la mañana mientras me cantaban cumpleaños feliz pude ver en esos ojitos, el amor más profundo y sincero.

¿Y así como no empezar un excelente dia?, hasta Google me saluda 😀